“Nadie dijo que fuera fácil”
Y tanto, es mi conclusión el día después de haber finalizado
el Taller de Relato en Polisemias de la mano de Javier Sagarna (Escuela de
Escritores).
Llevo un rato intentando rehacer el relato que presenté ayer
en el Taller y he llegado a la conclusión de que voy a estrujar la hoja, como
en el primer ejercicio que nos puso Javier, y voy a empezar de cero. Nos
comentaba ayer Javier, que no nos debía temblar el pulso en el momento en que acababa
nuestro momento niño (primera fase del proceso creativo) y comenzaba el momento
corrector (segunda), así que como soy una alumna muy “aplicada” voy a seguir
sus indicaciones a pies puntillas.
La verdad, es que llevaba tiempo sin escribir nada (por
placer) y me encontré un poco oxidada; pero si para algo me ha servido este
taller, además de para ser consciente de todo lo que he aprendido y de todo lo
que me falta por aprender, es para reafirmarme en mi faceta de escritora y
retomarla, aunque sólo sea por el puro placer que siento en el momento de la
creación (niñez, juego, libertad).
En el taller, Javier Sagarna tocó temas tan importantes en
el relato como la voz y el tono del narrador, el uso y equilibrio entre las palabras
concretas y las abstractas, la necesidad de introducir los cinco sentidos en el
relato, la estructura del relato (planteamiento, desencadenante, punto de giro,
desenlace), los tipos de narrador, el uso de los tiempos verbales y distintos
trucos narrativos (sinécdoque narrativa, correlato objetivo, metáfora de
situación, dato escondido).
En resumen, un taller superinteresante que veo más como un
comienzo que como un final.
Gracias a Javier Sagarna (Escuela de Escritores) y a Pedro
Ramos (Polisemias) por hacerlo posible.
“El narrador está al
servicio de su historia”