lunes, 15 de octubre de 2012

MI TERCER RELATO EN CADENA


LA EXACTITUD DE LO INEXACTO


Con esa exactitud tan característica de la ciencia, una y otra vez, Luis, observaba aquel pepino. Ese pepino de tonos verdosos y aspecto rugoso que por alguna extraña razón, que todavía desconocía, le habían enviado por paquete postal.

Luis, científico, tenía dos obsesiones: la perfección y el participar en todo cuanto concurso se le pusiera por delante. Hasta que, un buen día, sus compañeros de investigación, cansados de los lamentos porque nunca le tocaba nada, decidieron apuntarle en un concurso radiofónico en el que el premio consistía en un “Pepino”.

Luis contemplaba su pepino mientras reflexionaba que lo único exacto es que no hay nada exacto.

(Virginia Romera 15/9/12)

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