Acabo de ver una película muy, pero que muy positiva, es una película de niños, pero de niños chicos y de niños grandes. The Muppets o Teleñecos como los llamábamos nosotros que, por aquel entonces (en los 80), teníamos la edad que tienen ahora los hijos que llevamos al cine, es una película que nos hace regresar a nuestra infancia, a la inocencia, a las sensaciones tranquilas y tiernas que esos teleñecos nos hacían sentir, esos muñecos de trapo, con vida y alma propia, cada uno en su estilo, cada cual tenía su preferido, el mío era y es la rana Gustavo. Son personajes de verdad que contrastan fuertemente con los personajes de quita y pon a los que tienen acostumbrados a nuestros hijos, esos dibujos en los que sino están dando patadas o puñetazos, o lanzando rayos o cualquier cosa sonora y luminosa por extraña que parezca, o bien saliendo de la pantalla del cine gracias a la tecnología 3D con sus insufribles y pesadas gafas, pues parece que ya no “molan”.Esta es una película con una historia que contar y con personas y teleñecos que cantan y bailan, una historia con un final feliz.
Me gusta mucho la parte (también la tenéis en YouTube en “Hombre o Muppet”) en la que el protagonista llega a un momento crucial en el que tiene que decidir entre ser Hombre, para poder seguir a su amada, o ser Muppet, para no perder a su hermano. Para mí la moraleja podría ser que no tenemos que elegir entre ser hombres en el sentido de adultos y/o ser Muppets en el sentido de ser siempre un poco niños, se pueden tener las dos facetas sin tener que renunciar a ninguna.
El mensaje es positivo y por eso la he querido compartir con todos vosotros:
“Tengo todo lo que soñé. Y seré aquello que quiera ser. Todo es genial. Todo puedo hacer. Que bueno es vivir cuando siempre alguien canta junto a ti.”
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