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Me quede sorprendida como, con tan sólo sus impecables trajes simplemente ayudados por una precisa iluminación y un ascético decorado, logran caracterizar desde un par de entrañables viejecitas hasta unos caballeros en cruzada o los miembros de una hermandad. Actores y músicos "cum laudem" con unos magníficos diálogos, en los que los juegos de palabras, las cacofonías y la ironía se convertían en poesía musical del humor.
Otra de las cosas que más me sorprendió fue la originalidad en la creación de los instrumentos musicales, sin duda el que más me gusto fue uno hecho de balones de futbol que hacía férrea competencia a la par que compañía al vibrante sonido de un piano de cola; pero tampoco se quedó corto el arpa en la que las cuerdas eran de leds de colores.
Resumiendo, tras más de 40 años en escena “estos chicos rachan ca pana” como diríamos aquí en Galicia y sino siempre nos quedará la “epistemología” ja,ja,ja :)
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